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Hacia una Medicina Natural y una Medicina Social...

El hombre, “imagen y semejanza” de su Creador constituye sin duda un Reino aparte, al que se lo distingue de los otros reinos por el Espíritu que lo anima y al que debiera enaltecer, pues es su formador aquí en la Tierra, continuando con la Obra de Dios.
Esta situación lo lleva una y otra vez a la delicadísima tarea de elegir cómo utilizar su libertad, y voluntad, que es precisamente lo que lo define y lo responsabiliza frente a sus semejantes y frente a los otros reinos. Esta libertad y esta responsabilidad son fruto exclusivo de esta característica de ser espiritual, que lo diferencia claramente de los otros reinos creados por Dios.
El Hombre es a su vez síntesis de todo lo Creado, en él viven los otros reinos, lógico es pensar entonces que en la Naturaleza misma encontraremos la posibilidad de curación cuando enferme.
La historia de la Medicina nos habla de que la curación por el semejante, que es la piedra fundamental de la Medicina Homeopática, fue ya utilizada antes de Cristo, por el padre de la Medicina, Hipócrates y en el medioevo, por el célebre médico Paracelso.
La Medicina Homeopática retoma este principio con el Dr. Samuel Hahnemann, agregando en sus tratamientos la utilización de remedios artesanales, no químicos, que han sido en su totalidad previamente probados en el hombre, no en el animal.
Hay una diferencia substancial entre los medicamentos preparados artesanalmente, tal como lo utilizan las Medicinas Homeopática y Antroposófica y cualquier tipo de medicamento químico.
Toda medicación química actúa por acción, la medicación homeopática y la antroposófica actúan por reacción.
Con la toma de la medicación química (la que debiera valorarse como fruto de la ciencia al servicio del espíritu y utilizarse en casos muy puntuales), el organismo no realiza ningún tipo de trabajo, por lo tanto tampoco puede hacer un proceso de “memoria y aprendizaje”; el medicamento químico actúa sobre el virus, por ejemplo, por acción.
La medicaciones artesanales (“semejante a la enfermedad”), que utilizan la Medicina Homeopática y la Antroposófica, actúan generando una reacción en el organismo, impulsándolo de este modo a que movilice sus defensas para atacar así al virus, por ejemplo. Se afirma, entonces, que toda la medicación natural, está actuando como pequeñas dosis de vacunas, que ayuda a curarse, realizando todo un proceso de enseñaza en el organismo enfermo, estimulando las propias defensas y reforzando el sistema inmunológico.
Toda la Naturaleza es susceptible de transformarse en medicación natural y energética, desde que el célebre médico alemán Dr. Samuel Hahnemann descubriera hace ya más de 200 años, el proceso farmacotécnico de “dinamización”, que consiste en extraer, de la substancia natural semejante a la enfermedad que se elige para la curación, la energía curativa medicamentosa que posee y el organismo enfermo está necesitando, desechando gracias y a través de este proceso artesanal, todo tipo de toxicidad que pudiera contener la substancia elegida en su estado natural.
El remedio natural así obtenido es:
-atóxico
-no posee contraindicación alguna, ni fecha de vencimiento (véase botiquín médico homeopático que el Gral. San Martín utilizara para si y sus soldados en el cruce de los Andes que se encuentra en exhibición en el Museo Sanmartiniano de Mendoza y cuyos medicamentos aún hoy siguen vigentes!)
-actúa en el mundo emocional, mental y físico
-genera defensas en el paciente, reforzando continuamente su sistema inmunológico
-impulsa al organismo a recuperar el equilibrio perdido, como un todo, una unidad, ayudando a ordenar la búsqueda interior que posee todo Hombre
-actúa reforzando la fuerza de voluntad como mediadora inseparable de la salud, lo que constituye una ayuda invalorable para la recuperación de la propia identidad tan perdida en este tiempo y la superación de adicciones.
-es probada en el hombre, no en el animal: la historia de la Medicina ha demostrado los gravísimos errores que han producido en el hombre, muchos de los los medicamentos químicos testeados previamente en el animal
En el diagnóstico médico homeopático concientizando la integridad del Hombre (espíritu, mente y cuerpo) se observa que el mundo físico/material, es el último en enfermar y en general el primero en acusar evidencia de la enfermedad. Pero aquí estamos recién frente a la “punta del iceberg”. Hay que bucear en el pensamiento y en el corazón del paciente para encontrar las causas primeras y ocultas que han originado la enfermedad. Para ello estas Medicinas Naturales realizan un exhaustivo Interrogatorio emocional, mental y físico que conformará la personalidad del paciente, estudiando para ello, las características de su temperamento, y las circunstancias especialísimas que formaron su carácter. El estudio profundo de su personalidad (conformada entonces por temperamento y carácter), las circunstancias actuales del paciente y detalles variados de su mundo emocional, mental y físico permiten, entre otros, al médico homeópata y antropósofo realizar su diagnóstico y establecer para el tratamiento, una puntual correspondencia de los síntomas y antecedentes y la afectación correspondiente de determinados órganos y sus funciones, con las propiedades curativas de metales, minerales, vegetales, y otras substancias que nos brinda la Naturaleza. Entonces, una vez dinamizadas estas substancias escogidas para la curación (es decir extraída su energía curativa y desechado cualquier tipo de residuo tóxico), las mismas impulsarán al organismo, (como una suerte de rueda que ha comenzado nuevamente a girar), a recuperar la salud perdida en forma natural.
Estos medicamentos naturales actúan:
- desde lo más importante a lo menos importante (es decir mejoran primero el mundo emocional, luego el mental y físico)
- desde adentro hacia fuera (en ese orden se equilibra primero la emoción turbada y luego la parte física afectada)
- y desde arriba hacia abajo (la modalidad de curación natural toma en el Hombre, ese camino para la curación: desde la cabeza hacia los pies.) La sabiduría de la Naturaleza se manifiesta entonces si se comienzan a observar en el paciente, el movimiento de estos principios curativos, en el orden citado, una vez iniciado el tratamiento.
Como otros colegas, tengo el honor de transcribir algunas célebres palabras que expresara el Dr. Hahemann antes de fallecer:
“Tengo confianza, porque yo no he sido en la Tierra más que un vil instrumento. La doctrina homeopática no es mía. La verdad no ha nacido en mi. No me pertenece el hallazgo. Si ella viniera de mi, desaparecería conmigo. Ahora bien, me sobrevivirá porque es la quinta esencia de la Naturaleza y procede de la reacción natural y viene de Dios...Yo solo he recogido una pizca del oro de la verdad que Dios ha extendido por la Tierra. Es El quien me ha llevado de la mano, pues yo estaba ciego, ciego por mi orgullo. Me he limitado a su voluntad de obedecerle...”
...y algunas otras célebres frases del gran médico antropósofo Otto Wolff: “...el enfoque terapéutico actual es entusiasta en virtud del rápido e intenso efecto de muchos medicamentos. Pero no se toma en consideración las reacciones del organismo. En muchos casos tanto el médico como el paciente se dejan impresionar por resultados del momento, sin tener presente las consecuencias que puede acarrear, por ejemplo el hecho de suprimir un estado patológico. Teniendo un concepto más amplio de enfermedad se puede reconocer por ejemplo que la fiebre así como otras reacciones inflamatorias no solo pueden implicar un peligro para el hombre, sino que también constituyen un factor que le ayuda a su evolución y que incluso puede transformar toda su constitución....gran parte de las enfermedades crónicas se derivan de enfermedades agudas no curadas realmente, sino suprimidas momentáneamente, este es el caso de las enfermedades inflamatorias crónicas...
La misión del médico consiste en poner en descubierto las condiciones alteradas y restablecer el orden. Sin embargo no se habrá logrado curar al paciente sino cuando él mismo sea capaz de dominar los procesos que le habían conducido a un exceso o una deficiencia. Pues a través de la enfermedad él ha “aprendido” algo; se ha convertido en otro hombre visible o invisiblemente.... Esto es posible por medio del medicamento adecuado. Los narcóticos habitualmente son infalibles siempre que se empleen en dosis suficientemente altas independientemente de la causa del insomnio.. Pero la enfermedad de la falta de sueño como tal queda sin tratar. En cambio el remedio adecuado le “enseña” al paciente la manera de poder dormir pero para ello es necesario conocer las causas del insomnio. Por ende los remedios han de ser tan diversos como las causas.
La cualidad de todo medicamento consiste en que se adecue al paciente en todo su ser de cuerpo, alma y espíritu y que capacite al organismo para restablecer él mismo la armonía. La curación ha de realizarse en la esfera de la vida y del alma y está antepuesta a todo acontecer material: son las mismas fuerzas creadoras las que obran para curar. ...
La Antroposofía de Rudolf Steiner da la imagen espiritual del ser humano, de la cual resulta un concepto de enfermedad que abarca la totalidad del individuo. Solo si tal concepto comprende concretamente el espíritu, el alma y la vida, será posible llegar a una medicina humanizada. Los medicamentos necesarios para ello solo cumplirán su cometido si responden a la naturaleza del ser humano.”

Dr. Jorge Kyanko – San Luis 1557- Moreno – Pcia. de Bs. As. - Argentina
Teléfono/fax.: 0237-466-0409 – Para turnos en Capital: 4381-6435
Médico Clínico (Universidad de Buenos Aires)
Medicina Homeopática (Asociación Médica Homeopática Argentina)
Acupuntura - Quiropraxia – Auriculoterapia (Sociedad Argentina de Acupuntura)
Medicina Antroposófica (Cursos únicos dictados en la Argentina por el Dr. Otto Wolff)
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