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Sanación Cristica
Estamos llegando al tiempo de la Unidad, la unión con el Amor, la unión con Dios. Se está vislumbrando la verdadera integración. Integración es sinónimo de aceptación y de comunión.
La integración ha de producirse primero en nuestro interior: aceptando todas las partes de nuestro ser así armando el propio rompecabezas donde todas las piezas están unidas a un núcleo central. Ese núcleo es la esencia de nuestro ser, no tiene forma tangible, es luz y se encuentra dentro de nuestro corazón. Es la chispa espiritual que todos llevamos dentro, su naturaleza es pureza y perfección, la llamamos Cristo, a veces se la denomina “la luz del Alma”. Mientras nos integramos internamente, se manifiesta la integración afuera, como reflejo de ella. Y empezamos a pensar cosas como éstas: “todas las ideas son buenas aunque difieran de la mía”, “voy a trabajar con otros en red siempre sumando”, “me voy a escuchar y voy a escuchar a los demás desde el corazón”. En la integración comenzamos a experimentar que la fusión de los espíritus aporta a la unión más de lo que cada miembro tenía al comenzar. Cuando estamos en el Amor, cada uno ve a Dios en el otro. La finalidad espiritual de las diferencias es conducirnos fuera del aislamiento. El ego nos lleva a creer que el aislamiento es necesario. En el Espíritu aprendemos las enseñanzas que se ocultan detrás de los conflictos. En la Unidad de ser espíritus unificados, permitimos al otro “ser” en lugar de oponernos. Se requiere un estado del Ser que podríamos llamar “no- apego”, es un estado de libertad que preserva y hasta incrementa tu amor por el otro. El amor es tan inmenso, que permites al otro expresarse como joya única y valiosa. En ésta Conciencia Crística entendemos que existimos para dar, no para tomar. En el dar estamos expresando a Dios y así nos unimos en el Amor, entrelazándonos en la Unicidad.
El Maestro Jesús nos enseña: “El Padre que ésta en mi, también está en ustedes. Un solo Cristo no redimirá la Tierra, sino todos los Cristos despertando, resucitando dentro de cada corazón, cuando cada conciencia haya comprendido que el poder y la fuerza sólo se conquistan a través del más Puro Amor Divino, ese Amor que fue y que es mi Mensaje, mi Radiación y mi Bendición para cada uno de Ustedes”

Sandra Petruccelli

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