“Las mujeres que aman demasiado………también sufren demasiado”
La historia de Celeste. 45 años, separada, madre de dos hijos.
En mi vida he estado con más de cien hombres y apuesto al recordar que cada uno de ellos era un experto embaucador o dependiente del alcohol, la droga, jugador compulsivo o violento. Cien hombres imposibles. ¿Cómo pude encontrarlos a todos?
Cuando aparecía un hombre "normal" lo descartaba por aburrido.
La recuperación de Celeste, significaba quedarse quieta consigo misma, sin un hombre que la apartara del camino y sintiendo sus sentimientos, inclusive el doloroso aislamiento.
Significaba que otras mujeres que comprendían sus conductas, aprobaran sus esfuerzos por cambiar. Para Celeste, la recuperación requiere aprender a confiar en otras mujeres, además de relacionarse y confiar en sí misma.
Celeste debe desarrollar una relación consigo misma antes de poder relacionarse en forma sana con un hombre y aún le queda mucho trabajo por hacer en esa área.
Básicamente, todos sus encuentros con los hombres eran meros reflejos de la ira, el caos y la rebelión que había en su interior. Su trabajo es consigo misma y a medida que gane más estabilidad interior, esta se verá reflejada en sus interacciones con los hombres. Hasta que aprenda a quererse y a confiar en sí misma, no podrá experimentar el hecho de querer a un hombre o a confiar en él o viceversa.
Muchas mujeres cometen el error de buscar un hombre con quien desarrollar una relación, sin antes desarrollar una consigo mismas; pasan de un hombre a otro, en busca de lo que falta en su interior. La búsqueda debe comenzar en casa dentro del YO.
Nadie puede amarnos lo suficiente para realizarnos si no nos amamos a nosotras mismas, porque cuando en nuestro vacío vamos en busca del amor, sólo podemos encontrar mas vacío. Lo que manifestamos en nuestra vida es un reflejo de lo que hay en lo profundo de nuestro ser y de la relación que hemos establecido con nosotras mismas. Es un reflejo de nuestras creencias sobre nuestro valor, nuestro derecho a la felicidad, lo que merecemos en la vida. Cuando esas creencias cambian, también cambia nuestra vida.
Del trabajo de Robin Norwood “Las mujeres que aman demasiado”
La historia de Celeste. 45 años, separada, madre de dos hijos.
En mi vida he estado con más de cien hombres y apuesto al recordar que cada uno de ellos era un experto embaucador o dependiente del alcohol, la droga, jugador compulsivo o violento. Cien hombres imposibles. ¿Cómo pude encontrarlos a todos?
Cuando aparecía un hombre "normal" lo descartaba por aburrido.
La recuperación de Celeste, significaba quedarse quieta consigo misma, sin un hombre que la apartara del camino y sintiendo sus sentimientos, inclusive el doloroso aislamiento.
Significaba que otras mujeres que comprendían sus conductas, aprobaran sus esfuerzos por cambiar. Para Celeste, la recuperación requiere aprender a confiar en otras mujeres, además de relacionarse y confiar en sí misma.
Celeste debe desarrollar una relación consigo misma antes de poder relacionarse en forma sana con un hombre y aún le queda mucho trabajo por hacer en esa área.
Básicamente, todos sus encuentros con los hombres eran meros reflejos de la ira, el caos y la rebelión que había en su interior. Su trabajo es consigo misma y a medida que gane más estabilidad interior, esta se verá reflejada en sus interacciones con los hombres. Hasta que aprenda a quererse y a confiar en sí misma, no podrá experimentar el hecho de querer a un hombre o a confiar en él o viceversa.
Muchas mujeres cometen el error de buscar un hombre con quien desarrollar una relación, sin antes desarrollar una consigo mismas; pasan de un hombre a otro, en busca de lo que falta en su interior. La búsqueda debe comenzar en casa dentro del YO.
Nadie puede amarnos lo suficiente para realizarnos si no nos amamos a nosotras mismas, porque cuando en nuestro vacío vamos en busca del amor, sólo podemos encontrar mas vacío. Lo que manifestamos en nuestra vida es un reflejo de lo que hay en lo profundo de nuestro ser y de la relación que hemos establecido con nosotras mismas. Es un reflejo de nuestras creencias sobre nuestro valor, nuestro derecho a la felicidad, lo que merecemos en la vida. Cuando esas creencias cambian, también cambia nuestra vida.
Del trabajo de Robin Norwood “Las mujeres que aman demasiado”
Susana Perez
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