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¡No puedo parar de comer! ¿Por qué?

Hace tres mil años, un sabio chino llamado Lao Tse describía el origen de los excesos al ingerir comida u otras sustancias, y también por qué las dietas no funcionan con el tiempo: “Actuar sin forzar. Ésta es la fórmula. Un viento impetuoso no dura una mañana y una lluvia torrencial no dura una jornada. Y aunque estos efectos están producidos por el cielo y la tierra, los agentes más poderosos de todos, porque son efectos exagerados no pueden sostenerse a largo plazo.” Esta realidad recibió el nombre “ley de péndulo”. Demasiada luz no deja ver, demasiado frío quema y demasiada restricción produce exceso.
La obesidad, la bulimia y la anorexia se “alimentan” de la ansiedad por comer, de episodios de excesos y restricciones. Causa y efecto que va produciendo un círculo interminable de restricciones-excesos-restricciones.
La bulimia apareció en nuestra cultura a partir de las dietas y de las exigencias sociales de delgadez. Esta aumenta y se sostiene, debido a que las restricciones aumentan la ingesta compulsiva y por consiguiente el efecto pendular, la necesidad de la compensación / evacuación de lo ingerido: ayunos, vómitos, laxantes, ejercicios físicos para quemar calorías, etc.
Al igual que todos los mecanismos automáticos (pendulares) de supervivencia de nuestro cuerpo (cansancio-sueño, lesión-dolor, infección-fiebre, o las señales para evacuar la vejiga y el intestino), el mecanismo para proveernos de energía a través del alimento es muy delicado y puede alterar su funcionamiento con facilidad; y la comida nos nutre emocionalmente, no sólo físicamente. Es el primer vínculo con la madre-mundo, la seguridad o inseguridad, el bienestar o malestar. La comida es celebración o problema.
Las leyes no hacen excepciones y se cumplen para nuestro beneficio o perjuicio. Sabemos que existe la ley de gravedad y que por lo tanto no nos conviene tirarnos de un 7º piso. Al igual que con la ley de gravedad, el desconocimiento de la ley de péndulo no evita su cumplimiento: Pautas de exigencia o perfeccionismo, aun en contextos familiares, escolares o sociales con el nombre de “la buena educación”, así también como los recursos conocidos que generan “péndulo”, como las dietas, creará obesidad, bulimia y anorexia; así también como adicción a otras sustancias y actividades: Es la ley.

Elena B. Werba

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