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Demian, Alicia y Rogelia


El primer día de clases, llegaron 3 chicos nuevos de 11 años al colegio Lincoln Hall. Se llamaban: Demian, Alicia y Rogelia, y no se conocían entre sí. Como a cada división de 6º grado le faltaba chicos, la directora decidió poner uno en cada división (A, B y C).
La mamá de Demian había fallecido cuando era muy chico. Él vivía con su padre. Un día salieron los dos a pescar al río Chuí. De repente, llegó una tormenta eléctrica y un rayo partió el bote a la mitad. Demian, desesperado, quiso salvar a su padre lastimado por el rayo. Pero el agua estaba contaminada por culpa de un experimento fallido de un laboratorio, y transmitía una enfermedad llamada “Verdigitis” que a los chicos no afectaba. Cuando llegaron a la orilla (gracias al nado de Demian), el padre ya había muerto. Demian quedó huérfano y fue a vivir a un orfanato. El niño se sentía mal por la falta de amor. Su deseo ahora era volver a sentirse querido y conocer los Valles Calchaquíes.


Alicia era una niña muy inteligente y estudiosa. Su pasatiempo favorito era jugar con las palabras ya que le gustaba mucho el lenguaje. A menudo se quejaba de que no tenía nada para hacer… Siempre llevaba colgado en su cuello un collar con su inicial “A”. Ella creía que lo más importante estaba sólo en los libros. Tal era su amor por el juego de las palabras que, un día, inventó una historia donde hablaba sobre la teoría de porqué el queso Roquefort se llamaba así. La historia consistía en que un famoso llamado Ricardo Fort había inventado el queso, porque un día salió de la playa lleno de algas, estas se introdujeron en el queso mientras lo comía y, cuando lo probó, ¡le pareció asqueroso! Pero lo vendió y a la gente le encantó. El queso se llamó “Roquefort” porque su malla puesta era de la marca “Roque” y su apellido era “Fort”. Alicia le parecía curioso que con las letras del medio de la palabra se formaba “¡qué feo!”.


Rogelia era una niña muy caprichosa, cuyo sueño era tener una hermosa y espléndida Fiesta de 15. Era tan caprichosa que una vez había insistido tanto en subirse al lomo de uno de los elefantes del Zoo, que este se enojó y pateó el auto de su padre, quien se desmayó. Tuvieron que darle una copa de cognac para despertarlo. Pero en la ruta de regreso del Zoo hubo un choque en cadena y estaban haciendo el “test de alcoholemia” a todos para ver quién lo había causado. Le hicieron el test a su papá, con el auto abollado por la patada del elefante, y dio resultado positivo (¡recuerden que lo pudieron despertar con el cognac!) y entonces quedaron como los que causaron el choque… Al padre lo llevaron ante el juez y lo dejaron libre, pero nunca se olvidó quién había sido la caprichosa causante de todo el malentendido.


Entonces, en este colegio había un grupo de bravucones que se hacían llamar los “JL” (Jueces de Línea) porque decidían los límites y lo que cada uno podía hacer o no en los recreos, como correr, jugar al fútbol, saltar a la soga, etc. Alicia en chiste los llamaba los “LJ” (¡los jiles! porque eran muy brutos). Una vez, los JL estaban persiguiendo a Demian, Alicia y Rogelia. Tratando de escapar, entraron a la biblioteca “embrujada” del colegio, donde existía una leyenda de que unos fantasmas vivían ahí asustando víctimas. Mientras estaban escondidos, Alicia encontró un cuento que decía que, volviendo de la playa, unos amigos se habían perdido y que habían tenido que atravesar varios obstáculos para llegar al camino correcto. Rogelia encontró una canica en el suelo pero, como era muy caprichosa, no la quería compartir. En la pelea, la canica cayó al piso y un rayo de luz entró por la ventana, se reflejó en la canica y abrió una escalera mágica que llevaba a una nueva dimensión con muchas puertas raras…


Demian entró a la primera puerta. El clima en esa dimensión era templado y húmedo. El lugar estaba lleno de árboles y bellas flores. En los árboles había unos pequeños animalitos llamados “Pegelagartos”. Luego de explorar un poco, se dio cuenta de que los Pegelagartos lo perseguían. Muy asustado, se fue corriendo en cualquier dirección, hasta que se encontró con un mural de árboles. Muy, muy asustado se sentó en una de las ramas y comenzó a llorar… Pero, de repente, las ramas lo abrazaron y le dieron una flor mágica con un mensaje. El mensaje decía que la flor podía conceder un deseo. Siguió huyendo cuando se encontró con un mounstrito (que se hacía invisible) llamado Leoncio que le dijo que no se sintiera solo, porque el espíritu del padre siempre estaba con él. Leoncio le explicó también porqué los Pegelagartos lo perseguían: querían seguirlo a su mundo. Luego, Demian pidió el deseo de volver a la biblioteca con Leoncio y… ¡lo logró! Desde ese momento, siempre estuvo bien acompañado…


Alicia llegó a un mundo triste, donde encontró la carta de una chica que se había suicidado cuando destruyeron “Las Torres Gemelas”. La carta le decía a sus padres que tal vez no volvería a la casa. Alicia, leyendo las razones por las que la chica había tomado esa dura decisión, descubrió que en realidad ella estaba llevando a cabo una vida muy superficial, sin comprender el verdadero sentido de la vida. Al entender esto, comenzó a suceder un gigantesco torbellino de imágenes de su propia vida y en ellas vio una vaca que le dijo: “-Si no te portás bien, ¡te voy a tirar leche!”. Entonces Alicia empezó a correr, ya que era intolerante a la lactosa. Corrió y corrió hasta que encontró unas zapatillas abandonadas que eran mágicas. Eran tan magníficas que te podían hacer volar. Habían pertenecido a un tal Benjamín. Él era el mejor competidor de salto en largo del mundo y había muerto cuando, al salir de su casa, porque se le había caído un piano en la cabeza. En fin, las zapatillas quedaron intactas. Eran tan relucientes y perfectas como lo habían sido antes. Con ellas, Alicia pudo escapar de esa situación y regresó a la biblioteca sana y salva, con las zapatillas puestas.
Rogelia llegó a la puerta y, cuando la abrió, se encontró en una mansión misteriosa. Allí encontró a un asesino que poseía una sierra eléctrica. A él le faltaba un brazo y tenía la cara desgarrada. Tenía unos ayudantes. A uno de ellos les faltaba el brazo izquierdo; a otro, el brazo derecho; y el último, tenía manos de tijeras. Ella se escondió y se encontró con varios próceres, entre ellos Mariano Moreno y Manuel Belgrano. Entonces ellos le pidieron que fuera a buscar el diamante Biominis Lunaris a la tumba de una tal Juana Bacoa, porque si no iban a viajar al 2011 e iban a matar a todos, porque estaban muy enojados con la sociedad actual, ya que todo el esfuerzo que ellos habían realizado en su época, parecía no haber dado resultado, ya que las personas del presente se la pasaban matando, robando y haciendo desastres. Ese diamante podía conceder un solo deseo. Ella emprendió camino hacia la tumba y se encontró con Michael Jackson que estaba bailando. Cuando llegó a la tumba, después de cruzar varias trampas con la ayuda de Michael, encontró el diamante y pensó en pedir un deseo para su beneficio, ya que era muy caprichosa… Pero no, decidió desear algo para el bien de otros y no sólo pensar en ella, así que pidió el deseo, liberó a los próceres y volvió a su dimensión. Entonces aprendió que había que compartir y no guardarse todo para uno. Rogelia, a partir de esa aventura, aprendió a no ser caprichosa.


Una vez ya todos de regreso en la biblioteca, el portal de la extraña dimensión se cerró rápidamente y ellos se contaron mutuamente sus grandes experiencias y comprendieron lo que el destino les había querido enseñar a cada uno. Demian descubrió el amor cotidiano de sus pares. Alicia comenzó a valorar la esencia humana, viviendo a pleno cada instante. Y Rogelia aprendió a no ser caprichosa y a pensar más en los demás. Curiosamente, las iniciales de los tres formaban una palabra muy extraña que, al leerla, se dieron cuenta cuál era su verdadero destino en la vida: DAR. Dar amor, comprensión y compañerismo, siempre pero siempre… Para festejar, decidieron crear una banda de rock que enseñara al resto de sus compañeros, los mensajes aprendidos hasta ahora. Su banda se llamó “The Red Diamonds Rock” y debutaron en el baile de 5° año del colegio. A partir de allí, siempre fueron recordados como los más unidos. ¿Quieren saber de qué se trató la primera canción? Entonces busquen su primer hit, ¡ya está a la venta!: “El camino de la amistad”…

Autores: Benitez, Lucas Gabriel; Canal, Alvaro; Esses, Facundo; Fabio, Jerónimo; Frois, Juan Pablo; Hong Xue, Brian; Kachuk, Lautaro; León, Facundo; Levy, Axel; López, Ignacio; Megyes, Iago; Murano, Nicolás; Pedernera, Federico; Pérez Fernández, Lucas; Poulastrou, Ramiro; Schwerdel, Alejandro; Cavarozzi, María Belén; Chang, Belén; Coïsson, Lucia; Córdova, Rocío; Gigante Gómez, Celeste; Loioco, Luna; Parra Krieg, Malena; Parra, Victoria; Pisani, Julieta; Quintana, Camila; Canulli Tobar, Patricio; Cipolla, Ignacio; Díaz Critelli, Santiago; Estévez, Manuel; Henestrosa Dobski, Ian; Merens, Manuel; Minckas, Nicolás; Palacios, Agustín; Randazzo, Federico; Rioseco, Tomás; Rotman, Alex; Salas, Francisco; Schwerdel, Nicolás; Storani, Pedro; Weng, Kevin; Aguirre, Micaela; Arleo, Camila; Balduzzi, Azul María; Litovsky, Maia; Margenats, Julieta; Marturano, Camila; Mendieta, Belén; Menem, Delfina; Repetto, Sol; Roncoli, Malena; Vallejo, Guillermina; Valmaggia, Victoria.
Cursos: 6° A y B.
Docente: Baico, Leticia Marina.
Escuela: Lincoln Hall.
Directora: Alzogaray, Silvana.

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