La Preocupación
Está siempre ligada a acontecimientos o situaciones aún no sucedidas. Provoca insomnio, indigestión, dolor de cabeza, ansiedad, problemas intestinales,
Ahogos, taquicardias, presión arterial elevada, colesterol, solo por mencionar algunas. Si la preocupación se prolonga en el tiempo es mucho más nociva y más de una vez el problema que nos preocupa se resuelve solo o sin nuestra intervención. Más de una vez nos preocupamos sin razón. Más de una vez nos hemos arrepentidos por habernos preocupado tanto, solo que el mal ya está hecho, la Mala Sangre, se ha convertido en mala sangre.
La preocupación puede ser evitada, es una de las emociones inútiles que no resuelven ni solucionan nada, por el contrario pueden agrandar el problema y agregar más problemas al ya existente.
Poseemos una costumbre generalizada en todos los seres humanos: contar el problema y lo mucho que nos preocupa. Es seguro que nos sentimos aliviados al hacerlo, al compartirlo. Pero esta actitud nos convierte en víctimas ya que suelen compadecerse quienes nos escuchan. Se preguntarán ¿qué tiene de malo?...Dos cosas: siempre agrandamos, agregamos y la queja es cada vez mayor, como si acariciáramos al problema tal como lo haríamos con un gatito, este levanta el lomo y se estira. Igual sucede con el problema. Y por otra parte el papel de víctima nos hace incapaces e insolventes. Sin duda que la víctima tiene un beneficio secundario encubierto en la queja: pretende con ella que la compadezcan, protejan, amen, y se pongan en su lugar.(pobre de mí).
Es bueno contar lo que nos pasa, pero a no más de uno y no más que un simple comentario.(no acariciar al gatito). Es mucho mejor contar o comentar las cosas lindas y buenas de la vida que las hay a montones y recordar como para que se haga hábito: me siento y estoy cada vez mejor en todos los aspectos de mi vida.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario