La Magia de las Runas y el legado de Odin
Odin, cuyo nombre significa viento y espíritu, es la divinidad principal en el panteón de los dioses nórdicos. Era un anciano fuerte de barba blanca. Llevaba dos cuervos sobre sus hombros (Hugin y Munin: Pensamiento y Memoria) que vigilaban el mundo cada mañana para informarle de cuanto ocurría. El dios montaba en su brioso caballo de ocho patas Sleipnir, nombre que se traduce como resbaladizo. Este extraordinario animal simbolizaba los ocho vientos que provienen de los ocho puntos cardinales y era capaz de ir velozmente de un extremo al otro del horizonte. Además, Odín llevaba consigo una poderosa lanza llamada Gungnir, que jamás fallaba, y, desde su trono, podía observar el mundo entero.
Odín adquirió la sabiduría a cambio de uno de sus ojos y, de acuerdo a la leyenda, a travós de su pasión, su sacrificio transformador, obtuvo las Runas que dejó a la humanidad. Llevó a cabo un ritual de autosacrificio, que nos recuerda el arquetipo del Colgado del Tarot. En este caso, primero hirió su cuerpo con la punta de su propia lanza y acto seguido se ató de un pió a Yggdrasill, el fresno sagrado. Durante nueve días y nueve noches permaneció colgado sin comer ni beber. Concluido ese lapso, fue capaz de adentrarse en las mismísimas entrañas del ser, donde vislumbró los caracteres rúnicos. Con un grito desgarrador llegó hasta el fondo y se apoderó de ellos. Con el esfuerzo, Odín perdió el conocimiento, pero logró atrapar las Runas y ellas fueron su legado para el mundo.
Las RUNAS (palabra que significa secretos, misterios, o susurros) son un alfabeto conocido como el Futhark, por las primeras 6 letras que lo componen, así como un sistema de adivinación, mágico y psicológico. Se les atribuye un uso práctico y otro sagrado. En su origen las runas se labraban en pequeñas piezas de piedra, por lo general cantos rodados, aunque también las hay en arcilla, madera, cristales y además, actualmente se las reproduce en caartas de Tarot con diseños muy variados. Las runas son utilizadas para la adivinación, contribuyendo a conectarnos con nuestro inconsciente, sintonizarnos con el cosmos y poder sentir y vivir de forma armónica, en contacto con la naturaleza y las energías. Es decir, nos ayudan a ver nuestros propios problemas e incluso nuestros propios sentimientos más objetivamente.
Ylana
No hay comentarios.:
Publicar un comentario